México debe cambiar su relación ríspida con la administración Biden

 El gobierno mexicano debe tomarle la palabra al mandatario estadounidense, para llevar adelante las iniciativas que propuso en materia de migración, acuerdos comerciales y seguridad.

La toma de posesión del presidente número 46 de los Estados Unidos Joe Biden, se registró el día de ayer sin incidentes violentos, ya que representaba una preocupación para la comunidad estadounidense.

El discurso del mandatario norteamericano fue discreto, pero con un contenido pertinente para los tiempos que se están viviendo en ese país. “Emitiendo un mensaje de unión y reconciliación nacional”.

Joe Biden llega a la presidencia de los Estados Unidos bajo un contexto bastante complejo y ante una cuádruple crisis, comenzando por la económica y desempleo que se ha venido agravando por la pandemia del COVID-19, asentó Derzu Daniel Ramírez Ortiz, catedrático de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la UPAEP.

En ese sentido, el académico señaló que la segunda crisis que tiene que atender el presidente norteamericano es la crisis sanitaria, en donde este país ocupa el primer lugar con el número de personas contagiadas a nivel mundial; la tercera es la crisis social que se vive a su interior y que viene desarrollándose desde décadas atrás y en donde impera una desigualdad económica, una desigualdad racial y falta de oportunidades y por último, la crisis política, en donde Estados Unidos es un país sumamente polarizado y Biden en su discurso, se comprometió a combatir el terrorismo interno y el supremacismo blanco que imperan en estos momentos.

Dijo que para dar paso a sus funciones, el presidente estadounidense procedió a la firma de órdenes ejecutivas, que son figuras legales que le permiten al presidente modificar procesos administrativos de las diferentes agencias del poder ejecutivo de aquel país para modificar políticas y agilizar recursos públicos para solucionar problemas, sin la necesidad de someterlas a la consideración del Congreso.

Manifestó que entre las primeras órdenes ejecutivas que firmó Biden, están las relacionadas con los cambios radicales que quiere llevar adelante desde el primer día de su mandato, aunque varias de ellas, no significan cambios estructurales, ya que no corrigen tampoco problemas de raíz, acciones que lleva a cabo como una respuesta a los 76 millones de votantes que se inclinaron por él y busca no defraudarlos.

Derzu Ramírez dijo que entre las primeras 17 órdenes ejecutivas resaltaría la del uso del cubrebocas obligatorio por la pandemia que se vive; otra es la de regresar a los Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud y al Acuerdo de París, este último que representa al principal mecanismo internacional para combatir el cambio climático; y las órdenes ejecutivas que impactan a México, como la de finalizar la emergencia nacional decretada por Donald Trump en la frontera con nuestro país y quitar todo sustento jurídico para la continuación de la construcción del muro fronterizo y la de eliminar las amenazas arancelarias como la que México recibió en el año 2019 por parte del gobierno de Trump.

Indicó que otra orden ejecutiva importante fue la reactivación del programa de los “dreamers”, que es el programa de acción de deportación diferida para inmigrantes llegados en la infancia a los Estados Unidos y que no cuentan con un estatus legal en regla.

Señaló que de acuerdo a cifras oficiales, cerca del 80% de los dreamers son de origen mexicano, lo cual genera efectos inmediatos y positivos para muchos ciudadanos de nuestro país.

Apuntó que el presidente Biden durante su mandato buscará regresar a los Estados Unidos al plano internacional para ejercer ese liderazgo mundial que ha caracterizado a esta nación en otros tiempos.

Con respecto a México, Ramírez Ortiz externó que el gobierno mexicano “debe tomarle la palabra al gobierno de Joe Biden, sobre todo, en los cambios fuertes que ha anunciado con respecto al control de armas, y con respecto a la migración, porque son temas que son de absoluto interés nacional para nuestro país”.

Agregó que sería inteligente por parte del gobierno de México, hacer que muchas de esas decisiones que pretende tomar el mandatario norteamericano, las cumpla y escuche el punto de vista de las autoridades de nuestra nación.

Y en ese sentido, el académico lamentó que por parte del gobierno mexicano se puede observar un distanciamiento con la nueva administración de los Estados Unidos, y se pueden ver tres aristas; primero los desaciertos diplomáticos, como fue la visita de Andrés Manuel López Obrador al presidente Donald Trump el año pasado en pleno periodo electoral; una felicitación que llegó tarde al actual mandatario Joe Biden por su triunfo en las elecciones; una declaración “tímida con respecto al asalto al Capitolio”.

Una segunda arista causada deliberadamente por el gobierno mexicano tiene que ver con los temas de agenda bilaterales, como los cambios exprés a la Ley de Seguridad Nacional de México, que se hicieron en diciembre del año pasado y que de aplicarse como está provocará muchas fricciones con el gobierno norteamericano en temas de información y seguridad entre ambas naciones; y la decisión de la Fiscalía mexicana de exonerar al general Salvador Cienfuegos, lo cual no fue bien recibido por el gobierno de los Estados Unidos, entre otros incidentes mal ejecutados por el gobierno de México en el campo diplomático, acotó Derzu Ramírez.

Dijo que el tercer punto, tiene que ver con una serie de acciones por parte de las autoridades mexicanas que contradicen abiertamente o que entran en cierta disputa con el texto del tratado comercial entre Estados Unidos y México, como es el tema de la generación de energías limpias y las inversiones extranjeras en este rubro para la generación de energías renovables en nuestro país.

Por último, señaló que el gobierno de México debe cambiar su discurso de fricción en su relación con los Estados Unidos porque puede correr el riesgo de que seamos vistos como “un vecino distante y problemático”; por ello, es necesario cambiar la retórica y establecer las condiciones de colaboración con los vecinos del norte, para mejorar las relaciones con la administración de gobierno entrante.